Quizá nunca soñamos ver un día un mapa histórico, montado sobre Google, tal que pudiéramos saber como era hace 300 años la tierra donde hoy estamos parados.
La tecnología de mapas web lo ha permitido. Y ¡vaya! de que manera.
Un ejemplo de esto es el mapa nostálgico de Londres, donde no solamente han hecho público una cartografía de 1746, sino que también han informado la metodología que han seguido para ajustarla a mapas catastrales de más de dos décadas.
Definitivamente es un trabajo ejemplar, en el que se han utilizado mapas de períodos entre 1869 y 1890 que seguramente eran de papel, los que han sido escaneados de forma cuidadosa para mantener el nivel de detalle que en esos tiempos era todo un arte.
Como resultado posterior, es probable hacer cosas como esta. Sorprendernos cómo donde está ahora el núcleo urbano algún día fueron fincas claramente definidas en cartografía a la antigua.
Para integrar este trabajo, luego de el escaneo, han tenido que hacer un trabajo de acoplamiento en donde los frecuentes errores individuales en cada hoja, en solape son casi imposibles de detectar. Cosa nada fácil, puesto que el tiempo hace que las hojas se deformen, sumado a lo que sucede al pasar el trabajo por un escanner.
Luego han hecho una recolección de cientos de puntos conocidos en campo, separados por cada una de los mapas.
Trabajar una cantidad grande de mapas de una zona amplia, levantados con métodos antiguos, genera problemas de rotación, georeferencia, tal que estirar un lado hace que se desacomode otro, aun dentro de la misma hoja.
Para esto, han hecho la identificación de ejes de calles, para completar una topología de red con la que se pueda hacer un estiramiento a la imagen de forma diferenciada.
Así, utilizando un método forense, al estirar, el mapa se ha acomodado lo más cercano posible como si se tratara de un mapa orto-referenciado.
Un problema interesante es todas las zonas que actualmente han sido transformadas, como por ejemplo áreas de trenes, donde es imposible determinar puntos conocidos. Para esto han recurrido a un método un tanto difícil de comprender a cabalidad, generando buffers a partir de los ejes de calle, tomando en cuenta los anchos de vía utilizados en aquellos tiempos. Y con esto han logrado una transformación aun más exacta.
En conclusión, un gran ejemplo de lo que es posible hacer utilizando las capacidades técnicas y tecnológicas disponibles. Y un gran pesar para quienes han enviado a la bodega de un baño aquellos mapas que fueron levantados con métodos empíricos, pero cuyo valor histórico no somos capaces de apreciar… por ahora.
Necesito conocer la nuevas técnicas de visualización de mapas.