Una pregunta muy amplia que puede disparar múltiples respuestas, muchas de ellas hasta emocionales; muchas variables si se trata de tierra con o sin edificación, servicios públicos o lote típico de área. Que existiera una página de donde pudiéramos conocer el valor de la tierra en una zona específica de nuestra ciudad, sin duda sería una gran ayuda para aspectos relacionados con el catastro, mercado inmobiliario o el ordenamiento territorial.
Hasta ahora me impresiona la iniciativa «Mapa de Valores de Suelo en América Latina«, que busca este propósito, bajo un enfoque colaborativo y aplicando tecnología de webmapping. Es probable que termine siendo un referente en el contexto latinoamericano, al menos en ciudades más importantes, especialmente por el enfoque comparativo entre regiones y países.
Innovación colaborativa
En su edición del 2018 nos presenta una actualización de lo que inició hace dos años: una sistematización de los valores de los suelos urbanos de las distintas ciudades latinoamericanas que el mercado se encarga de fijar. La particularidad, y el hecho que puede producir cierto orgullo o admiración, es que se trata de una iniciativa colaborativa y totalmente gratuita. Participan todo tipo de voluntarios que desen aportar alguna pieza que ayude a ir completando estos rompecabezas que a veces parecen ser las zonas geo-económicas de nuestros países. La apertura está orientada a personas vinculadas al ámbito académico, profesionales, agentes inmobiliarios y funcionarios públicos, como también a instituciones públicas y privadas vinculadas a la gestión de políticas de tierras. Es totalmente gratuito e independiente de cualquier interés económico o político que pueda presionar a los organizadores o condicionarlos a la hora de colocar determinados precios.
Este proyecto cuenta con dos ediciones previas, uno en el 2016 y otro en el 2017. Gracias a esos trabajos se logró recolectar un total aproximado de 7,800 datos georreferenciados de 16 países distintos de la región.
La importancia de saber el valor de los suelos urbanos
Frente a esta innovación surgen interrogantes sobre por qué es necesario o en que serviría saber cuánto la tierra en alguna zona en particular. La existencia de un banco de información sobre este tema puede ayudar a unificar criterios a la hora de planear políticas públicas y extender determinado plan de gestión territorial para las ciudades más importantes de la región. Una medida de planeamiento urbano como puede serlo un grupo de viviendas sociales cobrará una mayor legitimidad si se realizara en varios países bajo normas determinadas; qué no decir de proyectos que incluyan expropiación, justiprecio e indemnización.
Crowdmapping
Una de las características salientes de este proyecto es la posibilidad de que una gran cantidad de personas aporte datos de forma gratuita a través de internet.
Mucho hemos escuchado hablar del crowdfunding como una forma de recaudar o invertir en algún proyecto para que pueda ser llevado a cabo. Son personas, empresas o instituciones que depositan el dinero para que otro pueda continuar con sus objetivos, aprovechando el potencial de la web. Con el crowdsourcing sucede un mecanismo prácticamente igual, la única diferencia que lo aportado no es dinero sino datos o conocimiento y eso transforma al que propició la información en parte colaboradora del proyecto. La traducción puede ser entendida como “colaboración en masa”. Se trata, dicho de forma sintética, de una participación masiva, constante, libre, abierta y de fácil acceso, y su enfoque en geolocalización ha terminado acuñando el término crowdmapping.
Cuatro usos que se le pueden dar a esta herramienta
- La primera función se da dentro de una perspectiva academicista. Puede utilizarse como una variable de información sumamente fideligna y precisa a la hora de crear estadísticas comparativas. Por ejemplo, la posibilidad de acceso a un hogar puede ser un aspecto a tener en cuenta cuando se analiza el nivel de vida de determinada persona; si encima se tienen datos unificados regionales podemos comparar el nivel de vida entre los habitantes de Buenos Aires en contraste con el resto de las ciudades de Argentina, por nombrar un caso.
- Otra área dentro de la cual puede usarse este mapa de valores es para catastro fiscal. Cada año los gobiernos locales suelen requerir de datos de mercado para actualizar los valores de las zonas geoeconómicas, con las cuale se deba actualizar el avalúo y cobrar los tributos. Usualmente esto requiere consultar valores de las empresas inmobiliarias, compraventas confiables en el Registro de la Propiedad, anuncios de venta en medios, etc. Pues esta es una fuente muy apropiada para esto; no sería extraño que empleados municipales que sufren con este tema estén actualizando sus datos aquí para no quedarse al margen de lo que otros están haciendo por facilitarles su investigación. Debo aclarar que estos valores son de mercado y solamente se refieren a la tierra, no incluyen el valor de la edificación.
- Una tercera forma está asociada con la anterior, pero bajo un enfoque de movimiento mercado; especialmente porque con solo echarle una mirada al mapa es posible determinar en qué zona de la ciudad está moviéndose más la propiedad; para bien o para mal este dato puede ser útil inclusive para incentivar la inversión o identificar información no declarada. La base de información se puede descargar, y entre los datos incluye detalles que pueden explotarse para más fines, como el rango de área de lote, servicios de que dispone, fuente del dato y usuario que lo facilitó.
- Por último y tal vez en un plano un poco más idealista, este tipo de herramientas sirven para continuar con la eliminación de barreras. Si bien la globalización, alentada por internet y las nuevas formas de comunicación, allanó el camino de forma considerable, proyectos como el Mapa de valores del suelo de América Latina colabora con el fortalecimiento de lazos entre las personas de diferentes naciones unidas por una disciplina común.
La realización de este proyecto tiene su mérito en las iniciativas decentivo del Lincoln Institute of Land Policy que busca ampliar su participación y presencia en América latina y el Caribe a través del fomento de iniciativas educativas, científicas y distintos tipos de proyectos de divulgación.