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Chicos que quieren vivir…

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Anoche tuve el privilegio de ser invitado a una boda, que me ha dejado un interesante sabor de paladar, en estos días que los pronósticos exógenos (si les damos chance) lo más que pueden ofrecernos es la opción a elegir el instrumento con cual cortarse las venas.

Se trataba de dos chicos, aunque ahora ya no lo son pero por la forma como llegué a conocerlos (sigo considerándolos) y por su invitación parece que también ellos siguen considerándose así.  Ella muy linda, estudiante de Ingeniería Civil, alumna en uno de mis cursos de AutoCAD, él uno de los más brillantes en el curso de Publicidad, en aquél tiempo cursaba Administración de Empresas.  En uno de los recesos se hicieron novios, puedo recordar como sus ojos brillaban aquella tarde mientras desde diferentes salones le sacaban provecho al messenger de Yahoo.  Epa! de eso hace ya varios años.

La boda se realizó sin mucha pompa, sencilla, con enchape judío, al estilo de él y que ella parece disfrutar con igual gusto.  Sus votos me demostraron que hay gente que quiere hacer cosas en esta vida, con el optimismo que se lleva dentro.  Poco les importó el toque de queda que ha venido siendo impuesto por la crisis democrática, era más importante el efemérides del aquel calendario, escuchar lo que este chico se propuso frente a un apilamiento de piedras en tierra santa me hizo entender la sencillez de sus corazones y el gusto por hacer algo bien no solo por estar frente a sus parientes.

Al final, les ayudé con sus regalos de boda que apenas cupieron en la parte trasera de mi camioneta, así conocí el pequeño apartamento donde esperan iniciar.  No entré al dormitorio pero en la pequeña sala pude ver la mesa de dibujo que usó la chica peleando con el chinógrafo en la universidad, la computadora de los exquisitos gustos geek de él, estos y otros pequeños detalles me sacudió la memoria de hace 12 primaveras.

Después de todos estos años, entre las discordantes convicciones de mi amiga de Gijón que no quiere saber de un vestido de novia y mi amiga Ecuatoriana que daría lo que fuera por casarse con el primero, siempre y cuando la amara como lo dice su checklist; ver este episodio de anoche me recuerda que

la vida debería mantenerse sencilla, sin perder la cabeza deberíamos poder simplificar 15 largos años, a una lista de textos separados por comas, que no incluya columnas de cálculos dinámicos ni booleanos, sino que se base en cajas desplegables simples, que como máximos condicionantes tenga segmentos no mayores a 15 minutos, que incluya una columna de imprevistos y excluya la felicidad con justo ese nombre.

Ahora no uso Yahoo Messenger, ellos tampoco, ni siquiera sé sus nuevos correos o usuarios de Skype.  Para contactarme lo hacen personalmente.  Sí, el tiempo ha pasado, pero pude ver en sus ojos el mismo brillo que tenían aquella tarde.

No espero que les vaya bien, sé que estarán bien.  La vida nos ha llevado por diferentes caminos, ahora desconocen que geofumo desde el anonimato en este espacio, pero creo que ellos no necesitan leer este post, lo que he dicho aquí ellos ya lo  saben.

Un comentario

  1. Manuel Valderrama

    Me parece intersante como desde un matiz geofumado, puedes abstraerte al máximo. Este post es cuenta de eso.

    Agradezco, estos y todos los post que dejas en tu blog.

    Saludos desde Chile

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