5 acuerdos respecto a la crisis política

He tratado de mantener este blog al margen de temas que llevan a la subjetividad y provocan que el alma se crispe por opiniones particulares (excepto fútbol); pero, vivir algunos años, trabajar otros, casi nacer allí y desarrollar amistades con muchos nativos ha hecho que al menos dedique un post a entrelinear el tema.

Me refiero al caso de Honduras, donde el estado de aparente paz democrática por muchos años está a punto de terminarse a menos que algo sobrenatural suceda.  En una imagen de 450 píxeles apenas si se ve en el mapa, solo el 2% de los visitantes de los últimos días han llegado a este blog desde aquél país, aún así es el noveno país.

Honduras vivió la sombra de los golpes de estado casi todo el siglo pasado, dicen los entendidos en la materia (por vivirlo y no por saberlo) que en este país 3 muertos son suficientes para que se de un golpe de estado.  Los medios internacionales están transmitiendo lo que mejor han podido entender, hay que estar aquí para poder entenderlo (si es que se puede eso).

Sin intentar ser ideólogo, consciente que la política no es compatible con el formato dwg, aquí van cinco acuerdos:

1. El principal culpable es la corrupción

En todos nuestros países latinoamericanos este ha sido un virus que ha dañado la confianza en nuestros políticos, también nos preguntamos si hay corruptos que podrían hacer cambios importantes en bien de las mayorías.

Nadie puede negar, que en lo profundo de su ser hay una lista de políticos que llevan 30 años mamando de la teta del estado, y seguirán allí por 30 más, heredando su apellido a sus hijos.  Eso pasa en todo el mundo, pero también es corrupción y es cerrar la oportunidad a personas no políticas que tienen mucho que aportar…y aunque no lo crean, podrían tener ideas más acertadas.

2. Existe una deuda social, que debe pagarse

Hablando con amigos, que tienen muy buenas condiciones económicas, ellos mismos reconocen que hay una gran deuda social que pagar.  Esta situación tarde o temprano explota, y la gente está dispuesta a tomar la oportunidad.

Soy partidario de las causas sociales en un país donde las grandes mayorías han estado comiendo mT3rda, lástima que los modelos de liderazgo de izquierda son pésimos ejemplos a seguir.  Pero las convulsiones sociales son necesarias para cambios, sucedió lo que debía, la deuda social alguien la debe pagar… algún día; solo esperamos que no cueste los 72,000 muertos de El Salvador.

Al final es necesario que suceda para provocar cambios.

3. La generación Facebook debe surgir

Pero todos somos conscientes que las nuevas generaciones deben surgir, y no los herederos de la política de sus padres.  Es terrible ver que después de dos días, no existe contingencia, solo buenas intenciones, pero sin planes claros.

Ante esto, deben surgir nuevos liderazgos, deben aprovechar la coyuntura para crear contingencia, hacer planes sin desesperarse y hacerse camino sin perder la credibilidad de las mayorías.  La oportunidad de asumir al poder, la tendrán en su tiempo, pero una vez allí no olviden que son la generación Facebook (para darles un nombre).

4. Nadie tiene la verdad absoluta

No quiero caer en el mismo error, nunca habrá una verdad absoluta en esto, pues si nos vamos al fondo, todos tienen culpa; unos por actuar, otros por no hacerlo, unos por dejarse manejar, otros por creer que son tan iluminados que todos los demás están mal.  Pero al final, existen principios comúnmente aceptados por todos, estos hay que seguir mientras tengan vigencia, conscientes que con el tiempo serán obsoletos porque los modelos democráticos son dinámicos.

5. Los dos extremos no tienen una solución

Un extremo defiende las causas sociales, el otro defiende la soberanía, uno dice estar en nombre del pueblo, el otro dice ser el pueblo, uno dice que ya se va, el otro quiere  llegar.  Pero ambos extremos no parecen mostrar una solución o haber demostrado serlo.

Las válvulas de escape de los conservadores y los extremos radicales de la izquierda no son una solución.  Los países requieren más planificación a largo plazo con la disciplina del que prefiere ceder para que todos ganen, en lugar de acciones apagafuegos por quedar bien con lo que “mi mente” dice que debo complacer.

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El último año estuve una semana en Bolivia, justo en en el tiempo de rebelión de Santa Cruz, con lo que pude ver que las verdades de los medios internacionales no se parecía mucho a lo que contaban la gente en el mismo sitio; una semana al lado de un norteamericano de clase media, y lo que él piensa de Obama y su país es otra historia; estuve a punto de quedar huérfano cuando la guerra del Farabundo Martí me obligó a salir huyendo; estuve  varios años trabajando para alguien que dedicaba sus ratos libres a escribir una visión de un país, sin tener planes de ser presidente.

Así que cuando mis amigos españoles me consultaron en el chat de  Facebook que estaba pasando, tuve serias dudas si contarles lo que pensaba o remitirlos a los medios de prensa que tienen las extremas verdades.  Porque si algo entiendo es que en esta vida, nadie tiene la verdad absoluta… menos yo.

Solo ideales.

¿Y entonces?

Podría hacerme a un lado, y ocultarme detrás de 985 palabras de este post, reconociendo que mientras unos sufren la crisis buscando una estrategia que supere al otro bando, yo pude ir a correr 45 minutos, con el Ipod de mi hijo, tomarme una adrenalina, pasar pagando la interminable cuota de mi tarjeta de crédito, escuchar las opiniones de los medios y volver tranquilo a mi casa donde mis hijos me esperaban para jugar con la Wii.

Lo que pasa es que ya no me siento conforme.

Si vas a actuar, hazlo por tus principios, soy un poeta tecnológico, no un ideólogo.  Pero tú, no necesitas consejos de lo que debes hacer.

Sigue tus ideales.