X

Temas muy poco técnicos del Congreso de Agrimensura

Hola tierna, ha sido un congreso realmente productivo, significativo para Guatemala y un momento importante para la región centroamericana.  Antes de hablar de los aspectos técnicos del evento –que solo le interesan a mis lectores-, con que estaré entretenido los próximos días, quiero aprovechar para soltar algo del contexto que en los hilvanes libres he podido aprovechar y que seguro sigues en la categoría de ocio e inspiración.

Es extraño escuchar en voz de otros el nombre Geofumadas, sombrilla bajo la que he venido en esta ocasión.  Me siento satisfecho que este esfuerzo más allá de su inicio como Blog, ahora con más de 37,000 visitantes mensuales sea considerado por su aporte al contexto geoespacial hispanohablante, luego regresa ánimos cuando un catedrático te dice que sus alumnos lo citan como fuente bibliográfica sin poder completar el nombre del autor por su anonimato.  Cosas de la vida, mientras no lo escuchas de otros no lo percibes en una dimensión más amplia de los comentarios en línea o las consultas en el chat.  Para terminar este preludio, debo decirte que ha sido un privilegio compartir el podio con gente que es referente en temas de la gestión territorial como Martin Wubbe de Kadaster, Diego Erba de Lincoln Institute, Javier Morales de ITC, Mario Pimetto del Catastro de Córdova y Jean Roch Lebbeau de SEGEPLAN.

Te extrañé mientras llegaba a Quetzaltenango, a tres horas de la capital más la hora del intento por salir del aeropuerto en una ciudad bastante congestionada en horas pico.  Este tramo ha implicado una charla en el camino y un rato de sueño proporcional al cambio de altura que justifica las canas, @ 14.66 kilómetros lineales y @113.47 en el delta de altitud por el parteaguas de la sierra, allá por el pómulo izquierdo de las parcialidades de Totonicapán que llegan a los 3,330 metros sobre el nivel del mar (no en carretera).

Tierna, entiendo que esta sea una tremenda confusión no necesaria en este artículo, pero es parte de ir de regreso, mirando apenas nubes mientras cruzo a 33,000 pies el borde de las zonas UTM 15N y 16N, probando GaiaGPS en la iPad para ver que captura de los satélites a esta altura y velocidad.  Estoy ansioso por llegar @home, corretear los chicos y disfrutar el velo de magia que producen 14 años de matrimonio y posiblemente más de 17 de saber que existías allí.  Extraña combinación de locura, pasión y ese nítido gusto por cuidar tu apariencia, que contrasta con el estilo de este otro loco que considera que la ropa es solo un requisito para salir a la calle.

Te cuento, fue bueno compartir con un ex docente del internado en mis años de colegio, que en esas grandes casualidades vive aquí en Quetzaltenango hace un par de meses.  Interesante, 24 años después comer con su familia y disfrutar un buen Jocóm, una comida de esta región que incluye gallina en una sopa verdosa, atizada con tortillas calientitas, arroz y un té de canela que compensan la poligonal abierta del alma que no hacen las millas… ni las libras de más.  Los hilos que unen toda esta historia no han podido evitarme recordar momentos de mi infancia, cuando las todavía malas costumbres de la guerrilla del FMLN me hicieron buscar la libertad en otra patria y marcaron mi deleite por viajar.

En Quetzaltenango me he hospedado en la Posada Bonifaz, solitario he sentido tu compañía casi como si estuvieras aquí.  El lugar existe desde 1936, es un sitio muy acogedor que recomiendo, junto al parque y parte de un contexto que no se puede evitar recorrer con las luces de la noche y una buena chamarra porque el frío es otra historia.  Este centro histórico es una valiosa evidencia de un trabajo seguro de años de la municipalidad, por la recuperación de un patrimonio histórico de la época colonial.

Luego he podido ver también otra evidencia valiosa de esos años de la Corona Española; la Ermita de El Carmen en Salcajá; la Iglesia católica más antigua de Centroamérica,  construida allá por 1524 cuando los Españoles eran auténticos invasores; y no necesariamente como lo hacen ahora con la Fundación gvSIG pero sí con el mismo espíritu que parece no perderán con el paso del tiempo.

Me hubiera gustado coincidir con la época de feria, en el mes de Agosto en honor de San Luís Rey  de Francia; tiempo cuando reverberan rastros de lo intangible; aunque a flor del día salta en las mujeres cargando sus niños en la espalda, vestidas del colorido traje típico: una especie de blusa llamada Güipil y algo como una falda conocido como Corte, rasgos que han permanecido en el orgullo de las raíces que no mueren pese que ramas quedan ya muy pocas.  Lástima que ya no se practica el Baile del Palo Volador, en que un tronco erguido en la plaza constituía el pivote de un canasto giratorio, de donde colgaban dos personas en un lazo girando en esa sensación de sentir que se les salían no solo  los ojos por el centrípeto giro en cada π/4.  Será en otra ocasión que quizá me acompañes, que vaya por Rabinal o Baja Verapaz donde dicen que aún se practica.

Ahora apenas si se dan desfiles escolares, juegos mecánicos, corridas de toros y algo de las mezclas que los Españoles trajeron a los bailes;  no deja de ser bueno si se acompaña de una buena sopa de gallina con Paches de Papa y el intercambio de buenos chistes al sano / aceptable morbo como solo los centroamericanos pueden contar.

Así que tierna, estas han sido las ligerezas de un viaje que me deja buen sabor de boca, más que el contexto cultural que rodea el Río Salamá, debo admitir que es grande el rol de personas que han hostigado las condiciones para que la academia se meta en su papel de sostenibilidad del sector geoespacial.  Es irónico y curioso que todo ese trabajo que hace la Universidad de San Carlos no es en Ciudad Guatemala, por lo que estar en la segunda ciudad chapina más importante hace que todos los municipios que convergen con este valle asuman un reto significativo en los próximos 10 años.  Ya veremos si hacen honor a la antigua capital del reino Quiché, cuando se le llamaba Xelaju y que luego Pedro de Alvarado llamara en lengua Azteca La Tierra del Quetzal.  Lo he visto claro en el rostro de algunos chicos que apenas van en los primeros años de carrera, y eso es bueno para todos.

Inspirador, pero debo volver a mis temas fumados, que me tienen con la pica en la punta de la lengua.  Además, acaban de decir que deben ser apagados los dispositivos electrónicos, y no quiero quitarle el sentido original al artículo que por primera vez inicio y termino literalmente en las nubes a pura iPad.  Así que, gracias por recoger espigas de este trigal, comprender mi tiempo, y acompañarme más allá del pensamiento en este viaje.  En unos minutos aterrizaré, y será bueno escuchar de nuevo ese lenguaje que solo tú y yo entendemos, que debió existir desde antes que te conociera y que revuelve todavía escarabajos en el hígado y lágrimas con dolor de huesos por la noche.

geofumadas: Editor de Geofumadas
Related Post