Si mi primo hubiera usado twitter, las cuerdas vocales de mi tía (QDDG) hubieran tenido mejor vida.
Muchas cosas han cambiado en la forma como se vocean las nuevas. La vida hace 35 años era simple, después de la segunda jornada de clases –porque eran dos-, nada importaba, ni las tareas, ni los exámenes, ni la tutoría de los padres –que no obsesionaba como hoy-.
–Wilfedooooooooooo!!!!
Era todo lo que ocupaba nuestro amigo para recoger su ganancia, sacudir el polvo de su ombligo y lanzarse cuesta abajo antes que la Tía Leda volviera a decir su segundo Wiiiiilllll!!! que ya en combo seguro incluía un castigo.
Hace seis años, el correo electrónico era la forma de avisar que se había ganado un premio en los Be Awards. Todos esperábamos que Juan, con su oficial parsimonia avisara que estábamos muy cerca, que éramos finalistas, que no soñáramos pero que no desesperáramos, que ganábamos.
Ahora, en los Be Inspired 2010, los artículos que trae el paquete son similares, bastante comunes, aunque no todos:
- Un ejemplar reeditado de “The Year in Infraestructure” que estará en mi librero por unos diez años,
- Una fina pluma con serigrafía alusiva, que irá a parar a la colección de mi hija por 5 años, mientras se vuelve adolescente y lo mande al baúl de cursilerías,
- Una pintosa libreta de pasta dura que no dan ganas de rayar, ya quisiera guardarla de colección pero mi hijo seguro quebrantará en una semana con sus impresionantes dibujos,
- Una revista con la programación del evento que se desecha en tres días.
- Y una hoja volante que a la letra dice:
Follow us on twitter
Sí señor, las redes sociales han venido a cambiar la forma como avisamos. Como el lastimero alarido de mi tía cuando llamaba a Wilfredo, el cordial saludo de Jeff Thurston que anunció en Vector1 ha sonado antes que el evento inicie. El representante de social media, –como le llaman a este– hará lo mismo con lo que hagan revistas invitadas, unas con muchos años de trascendencia, otros aficionados que nos hemos posicionado en nuestro nicho. Cada carcajada y lágrima de los hermanos Bentley, de los patrocinadores, de los ganadores y hasta esta entrada sonará por twitter.
A la fecha he llegado a entender la mitad del modelo de negocio de Facebook, y más o menos me imagino hacia donde va con su Internet de la gente. Igual me costó masticar la lógica del negocio de estar alimentando tontos pollos virtuales. Pero entender a twitter pareciera más complicado, lo digerimos cuando lo vemos funcionando aquí, aunque en el sentido común nadie puede imaginar hacia donde caminará un servicio que lo único que hace es eso:
Tiwt!
Twit!
Twit!
Es justo lo que hacía mi tía, pegar un grito, que se diferenciaba de los nuestros cuando alegábamos porque mi hermano siempre hacía –y a la vez hace– trampa. Pero funcionaba, y de igual manera sucede con twitter, porque la ciencia no está en el bizarro pájaro azul celeste, sino en la autoridad que tiene el que lo lanza. Cuando Dell, Bentley, CNN, Univisión y otras grandes empresas colocan un pájaro celeste en el pie de página, entendemos lo que significa el potencial de este servicio de microblogging que le vino a dar un uso más a los símbolos arroba @ y numeral #.
Es común ahora, que se mencionen los personajes famosos de este medio social con una @ antes. Aunque en una gran mayoría, los twits! son avisos inútiles desde los teléfonos móviles, con chambres controversiales, autospam y personas haciendo ruido por cada gas que sueltan. Y ya no solo por twitter sino por los múltiples que han salido como el fastidioso Buz de Google!. Pero el ingenio del creador de twitter seguirá siendo ese: el sentido común de la vida aplicado a un breve formulario que aguanta hasta 140 caracteres. Un simple twit! que se convierte en alarido cuando lo hace un usuario con 50,000 seguidores.
Así es esta vida, cambiante, chocante de entrada para quienes un día usamos AutoCAD 11 en una 286, con fondo negro y ofensivas letras naranja. Pero así son estas tendencias, impredecibles de inicio y predecibles al final, como lo será el de este post: