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Carta a mis lectores

Estimados, luego de 925.41666666 días de haber iniciado la publicación de ideas en este espacio conocido como Geofumadas, y en las vísperas de un año que está por iniciar, quiero (y siento que debo) sacudir el tintero con dirección explícita hacia los lectores.

geofumadas En estos días es difícil identificar con propiedad el término lector, no solo porque los contenidos digitales son obsoletos al minuto siguiente, sino porque estas nuevas formas en que la bitácora ha llegado a denominarse producción intelectual es muy difícil de tragar sin un buen limón de boca.  Provengo de una generación que publicaba libros en formatos impresos, que pasaban por revisión de editor, separación de colores, ficha bibliográfica, etc.  Acostumbrados a presentarlos a un grupo reducido de invitados: ex compañeros de escuela, de trabajo y familiares que atendían los 23 minutos del evento, se alejaban con su libro autografiado bajo el brazo tras un rápido abrazo, un beso en la mejilla.  Luego se quedaban unos pocos a quienes se conocía como lectores, que antes de ver el libro parecían conocer su contenido, con quienes el tiempo no daba abasto para abrazos, apretones de manos y porqué no un beso (que rico).  Estos rumeaban el libro hasta el color del reciclaje, luego en los cafés se acercaban para darte un saludo de admiración y por el exceso de ropa tendida ya no el beso.

Hoy, mucho de eso ha cambiado (al menos para mí), la difusión es un gusto con la inventiva de rutinas que le dan vuelta a un contenido en solo unos segundos.  Pero para ello hemos tenido que aprender términos extraños como rss, feed, 2.0, tag, slug, ping, muchas tareas para que funcionen deben llevar signos de porcentaje (%), guión bajo (_), arroba (@), las comillas ya no tienen el mismo sentido de la cita textual, la revisión editorial parece ser una pérdida de tiempo, el protocolo de la cita bibliográfica es un simple url, el texto remarcado es una ofensa ante el estilo de cascada (CSS).  En fin, mucho del romance es ahora un estorbo.

Luego Google Analytics nos hace categorizar los lectores entre los que vuelven y los que vienen a resolver una emergencia, los que proceden de buscadores y los que acceden directamente, los que nos leen abriendo el blog y los que siguen lectores de feeds, los obsoletos chapoteando en el Internet Explorer y los geeks surfeando con Safari o Chrome.  En todo este bonche de categorías es posible perder un día entero sin producir nada tratando de entender las tendencias del consumidor, por último terminamos resignándonos a contarlos como simples números.

Pero en todo esto, las ventajas superan el romance.  Saber que un lector se gastó más de una hora leyendo un procedimiento es gratificante, conocer que de un pueblito a 300 kilómetros de Lima alguien se conecta semanalmente para leer las fumadas de un loco, conocer las reacciones de quienes un día rompen el anonimato para dejar un comentario aunque sea el día de inocentes.  Esto y más, es emocionante.

Por eso, para ya no seguir filosofando sobre lo que ya todo mundo sabe…

Tintero y pluma Mis más sinceras gracias a quienes han abrazado este espacio, que a lo largo de 2.5347 años han sacado algún provecho de este contenido, a quienes siguen desde el anonimato, un cordial saludo.  A quienes tienen correo y que tras su contacto considero mis amigos, las gracias porque su confianza ha hecho que suelte algunos contenidos personales, que nos recuerdan que en medio de esta maraña de términos geoespaciales existimos.

Sé que 2010 será un gran año, lo puedo sentir en sus ojos… y deberíamos vivirlo con esa convicción.

 

 

________g!__________

editor@geoingenieria.org

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